Esta cabaña merece una mención especial y su lugar único dentro del proyecto, por muchas razones.
Se encuentra en pleno parque natural, fuera del núcleo de la aldea, y se accede a ella por un sendero de bosque, de unos cuantos km, que sólo se puede realizar andando, y que es una auténtica preciosidad.
La cabaña tiene una pradera sinuosa, grande, enmarcada de montañas, y se conserva además en un estado impecable, por los cuidadosos ojos y manos de su antigua propietaria, Josefa, y su familia, desde siempre.
Es un lugar de silencio y recogimiento, de contemplación, donde se escucha de lejos la caída del agua de la cascada del Xiblu.
Por suerte, por ser un parque natural y gozar de máxima protección, nunca podrá ser una casa ni un alojamiento rural, pero si será un lugar que en grupos pequeños visitaremos para deleitarnos en el paseo de ida y de vuelta, en las vistas desde allí, en los sonidos y olores de la naturaleza, el silencio y la paz reinantes.
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